Después de leer este delicioso ensayo. Por edisonpinzon.com
Podría separar en dos grandes mensajes, la lectura que deja en mi: “El Elogio de la Dificultad” de Estanislao Zuleta; el primer mensaje, es descubrir que en la “vida fácil”, no hay un sistema de vida tan placentero y paradisiaco como creemos verlo, y dos identificar que en las diferencias con nuestros semejantes, existe la mejor oportunidad para crecer dentro de una sociedad.
El concepto simplista que he dado de “vida fácil” a tan profundo mensaje, está sometido a lo que cada uno de nosotros lo tenga en sus más internos pensamientos, es decir la vida perfecta para uno, varia necesariamente de los otros casi 9 mil millones de habitantes.
Alguien al pasar frente a una humilde casa, me comentó inocentemente mientras disfrutábamos de un excelente día de campo por fincas del eje cafetero: “qué difícil es la vida de esa familia, mire, no tienen casi nada; ¿qué se puede hacer en el día a día de una vida así?”. Con algo de humor negro, que pocas veces me caracteriza conteste: “¿Difícil?, difícil la de nosotros. Ellos redujeron sus necesidades, tal vez son más felices que nosotros que supuestamente, tenemos más cosas que ellos, pero tal vez, tenemos muchas más cosas, solo materiales”. La mención de esta anécdota es solo el reflejo de una realidad que existe en nuestro medio, una realidad de entregar nuestra felicidad por bienes materiales, por aumentar cada día nuestras necesidades, impulsados únicamente por los deseos creados en el medio. Hoy en día necesitamos más toma corrientes en las paredes, que alimentos en el refrigerador.
La felicidad me atrevería a definirla, enmarcados únicamente en esta lectura como: estado de ánimo temporal, logrado mediante la satisfacción producida por la consecución de un objeto o un logro. Así pues, considero que la vida fácil está muy cerca de nosotros, solo está en la decisión de encontrar la felicidad en medio de cosas que a diario pasamos por alto, está en encontrar la forma de reducir nuestras necesidades, reconociendo que no podemos perder un enfoque de inconformismo positivo, pero obvio sin esclavizarnos a este, pues llegaríamos nuevamente al inicio.
Debo, de igual forma, mencionar las palabras que hace muchos años escuche de mi abuelo: “el camino a la felicidad, es la pérdida de la vergüenza”, y estas me han servido para descubrir que estamos más interesados en lo que piensen de nosotros, que en nuestras más profundas convicciones, en justificar y presentar nuestros puntos de vista como una parte de un mal común, y es la falta de criterio personal, ni de aceptar un error, pues se manifiesta rápidamente como un rechazo social, por la falta colectiva de entender las individualidades, por entender que al hacer las cosas diferentes necesariamente obtendremos resultados diferentes, ya sean vistos como acertados o equívocos, entender que en nuestra osadía por cambiar los paradigmas hay suficiente valor y carácter, que debe aviva nuestras mentes creativas.
Y lo de “vida fácil”, debería ser nuestra apuesta, el camino hacia un mismo destino puede tener varios desvíos, y no me refiero a desvíos que van en contra de la legalidad, en contra de nuestros principios éticos o morales, o en contra de nuestros valores sociales o familiares, me refiero a actuar con inteligencia para conseguir la autorrealización, interiorizando que no solo se disfruta el destino, sino también se puede deleitar el camino. Y me nace una pregunta: ¿Porque he de flagelarme en la búsqueda de felicidad? Mi apuesta en la vida es la consecución de muchos momentos de tranquilidad y que en aquellos momentos de efervescencia, sean tomados con la convicción de que llegan, para entregarme algo que en mi estado natural no sería fácil identificar, una apuesta por la vida tranquila pero activa, pues mi espíritu no permite adormecerse en la no superación, una apuesta por reconocer que existen dificultades y diferencias, y de igual forma buscaremos sin pausa el estado serenidad, extrayendo un nuevo conocimiento y experiencia. No veo saludable, que cada día este lleno de dificultades como el único mecanismo para alimentarme, considero que por el contrario es preciso encontrar largos momentos para digerir lo que se ha presentado, interiorizarlo, pero sobre todo saborear y degustar la superación.
Tengo un punto de vista personal, algo diferente, en la lectura se presenta que ese paraíso terrenal con el que soñamos, llegue a ser un mundo hasta perverso, esto me confunde, pues considero que puede llegar a existir un mundo ideal, alimentado por diferencias y que sean bases de crecimiento en la tolerancia, considero que la búsqueda constante de diferencias y dificultades, como el único método que estimule la capacidad de luchar y de cambiar, llegue a ser una apología al conflicto y a la discordia, cuando la búsqueda de mi felicidad, la visualizo como un camino menos tortuoso, que azotarme cada día, pues sé que existen muchos tropiezos antes de encontrar armonía.
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