Escuchamos o vemos noticias, y sin temor a equivocarme, podemos reciclarlas, es decir se pueden utilizar para el siguiente gobierno, sin importar que sea de derecha, izquierda o “extremo centro”.
Me tomare algunos segundos adicionales para evidenciar este argumento: Hassan Nassar quien fue muy crítico del gobierno anterior, hizo muchísimos comentarios negativos durante ese periodo, con sarcasmo y que poco aportaban en las decisiones tomadas; hoy cada uno de sus “aportes” pueden, y en efecto son utilizados para criticar el actual gobierno, del cual, hace parte; con un agravante, es el responsable de las comunicaciones de la presidencia. Les pido reconozcan que, a pesar de sus comentarios, los cuales parecen más una autocrítica para su jefe y el equipo del que hace parte, continua con la cuenta de Twitter activa, como fuente de sabiduría premonitoria para buscar en sus apuntes material de crítica.
Volvamos… En política, de seguro también en la empresa privada, cada encargado de turno trabaja con su equipo, bueno o malo, calificación que le dan sus amigos u opositores, donde cabe la misma aclaración – opositores de Izquierda, Derecha o “Extremo Centro” – posición temporal que toman con base a su conveniencia propia, en búsqueda de embaucar a sus víctimas, si los votantes.
Te pido que si decides seguir leyendo estas lineas, abras la mente, pues debo hacerme entender que no estoy ni con Uribe (Centro Derecha), ni con Petro (Centro Izquierda), ah tampoco con el tibio extremo, Fajardo (“Extremo Centro”), si estas en uno de los tres extremos, estarás pensando que me importa muy poco todo el tema político; todo lo contrario, muestra de eso, es que este documento me tomo algún tiempo escribirlo y pretende compartir una posición personal, buscando coincidir con alguien; algo que muy pocos hacen – crear contenido propio y discutible -, pues es más fácil y mejor reenviar cadenas falsas, con titulares virales, la lectura no pasa del titular, sin hacer un análisis de fondo al contenido para calificarlo y saber si merece ser compartido o cortar otra ridícula cadena de mentiras.
Haya votado por Petro, Duque o en Blanco, nada me descalifica para criticar lo que hace o deje de hacer un político, o es que al votar – algo que la mayoría tampoco hace – bajo mis propios criterios personales y responsables, ¿debo limitarme a obedecer y callar ante cualquier tipo de decisión?
No importa quien está en el poder público, es solo un servidor nuestro, una persona a quien la mayoría del pueblo ha encargado la administración TEMPORAL de los bienes e interés de los votantes. Por muy bien o mal que haga su trabajo, tiene que entregar ese poder otorgado por el mismo pueblo. Tiene que aceptar que ese trabajo es temporal por muy bien que lo esté haciendo a criterios de unos y no tan bien según otros, debe aceptar que es respetable no estar de acuerdo con sus decisiones, sin pretender callarlos con la posición “traqueta” de fue quien gano y punto.
El distractor, vendido mediante el discurso de: “este o aquel camino – entiéndase partido político – es el único que nos va a sacar de la situación actual”, ha llevado a la polarización actual, donde cada uno tira para su lado como si tuviera la verdad revelada, cuando por encima de los partidos políticos y sus mismos integrantes, debe prevalecer el estado como tal, pues finalmente es la único importante cuando se tienen que tomar decisiones en el poder. Ese si debería ser el verdadero enfoque, EL ESTADO, aun cuando tenemos otra desventaja, que según encuestas, una gran parte de la población no está identificada por ningún partido político, lo que no nos permite hacer exigencias mas que a uno u otro politiquero, sin mayor responsabilidad del colectivo que lo albergo, ya que al final lo dejan ir, o posiblemente lo ayudan, si consideran que puede salpicarlos; o dejan que baje un poco el ruido para recibirlos nuevamente en sus toldas, o tal vez lo reemplazan por uno con menos prestigio pero si con muchos votos sin importar como los obtiene.
Al final estas lineas pretende despertar esa sensación de que el poder público no es de ellos si no nuestro, de que sin importar a quien hayamos elegido, siempre tendremos exigencias y objeciones a su gestión, que sin importar que gano mi candidato, estoy obligado a estar alerta de su actuar y no callar como si fuera cómplice, defendiéndolo como una fiera que protege su comida, incluso ante los mismo de su círculo más cercano, causándole heridas y cicatrices que perduraran incluso cuando el defendido ha dejado el poder, obligado al final a entender que el encargo que le hemos dejado, tenia fecha de vencimiento, para no desvirtuar la naturaleza de una democracia.
Y el otro mensaje propuesto en este breve texto, es abrirnos en la búsqueda de un líder de naturaleza política o no, que pretenda unir más que seguirnos polarizando, que de verdad entienda que se puede y se tiene que liderar desde las diferencias naturales de una sociedad, que logre sacar en sus discursos mas aplausos que abucheos, – pero no de un público que esta preseleccionado para aplaudir enceguecidos discursos populistas, que logran hacerlo levitar como si consumiera una extraña droga que le permite creer que le estamos dando licencia abierta para las decisiones que tomará en el poder, incluso, aprobando decisiones que dijo jamás tomaría cuando este en el poder y si llegara a tomarlas, nos entregue argumentos sólidos que nos permitan ver un bienestar para el Estado en el futuro, y nosotros tengamos la capacidad clarividente de entenderlas como convenientes no para los que estamos, si no para los que vienen y hoy no pueden elegir.
Por Edison Pinzon V.
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