Me llego esta caricatura una persona vestida como un profesional de la salud: su bata blanca, un vestido verdoso debajo, tapabocas y gorro característico del mismo color, un fonendoscopio al cuello y los zapatos típicos del sector; estaba cargando el planeta tierra. Excelente mensaje, pero antes de seguir con el tema que me llevan a escribir estas pocas lineas, permítanme hacer un reconocimiento por la valiente labor que están realizando, mientras nosotros – los terrícolas – nos escondemos del virus, ellos – los super héroes de verdad – están al frente del campo de batalla, si de frente al enemigo, con toda su artillería, incluso con sus temores, porque así son los verdaderos super héroes, tienen miedo y los enfrentan, ellos saben que los riesgos son reales y el miedo es opcional.

Entiendo que el mensaje de la caricatura tiene ese fin, dar un merecido reconocimiento a estos profesionales, esos mismos que hemos dado la espalda, a los que hemos ofendido por años con las decisiones que toman los lideres – elegidos por nosotros -, ahora salimos a aplaudirles en los balcones, ojala lo sigamos haciendo siempre, con la misma decisión de reconocer y valorar la importancia de su labor, en ese momento, cuando NO tengamos un enemigo persiguiéndonos y tengamos que salir como aquel niño indefenso que acude a un hermano mayor para su defensa.

Así nos vemos todos por estos días, y tal vez así debe ser, pero lo que más indigna es ver en ese mismo grupo, están aquellos honorables personajes responsables de los recursos de la salud, que encuentran una oportunidad para satisfacer sus ambiciones monetarias.

Irresponsable también pensar que los profesionales de la salud están salvando al mundo, la verdad es que están salvando una porción muy grande de la humanidad, salvando a muchos de nosotros, buscando como recuperar rápido la economía, buscando devolvernos esos abrazos en pausa y besos suspendidos, tratando de devolvernos esa tranquilidad y felicidad que encontramos en los centros comerciales cuando llenamos los carros de cosas que no necesitamos, mas que para satisfacer nuestra felicidad de minutos, pues solo dura mientras abrimos extraordinarios empaques, para luego descubrir que eso tampoco nos llena.

Pareciera que estamos esperando de los profesionales de la salud, nos devuelva a la normalidad de hace unas semanas, un pensamiento vacío, cuando estamos siendo llamados a cambiar de visión, una dirigida a construir un verdadero impacto generacional o mejor empezar a sentir la tranquilidad de que fuimos una especie capaz de detener su propia exterminación, ya que el camino que llevamos es ser etiquetados como la única especie suicida global.

Irresponsable pensar que solo ellos tienen la responsabilidad de salvar el MUNDO, cuando es responsabilidad de todos nosotros, los supuestos seres racionales que lo habitan, y vamos más allá, dejemos de pensar que somos dueños de este mundo, porque lo que llamamos mundo, estuvo mucho antes de nuestra especie, y estará mucho después de nosotros; ¿o es que ustedes creen que podemos acabar con el “MUNDO”? Un planeta que ha superado muchas más catástrofes que el pensamiento autodestructivo de los seres humanos.

Si lo “acabamos” – algo que considero imposible – lo que realmente estaremos haciendo es acabar con nuestra especie y de seguro con las pocas que estamos dejando hasta ahora, porque el planeta – que llamamos tierra -, tiene la majestad de haberse recuperado de impactos realmente devastadores, como el de una gran roca que fue enviada, tal vez para recordarnos que debemos respetar, valorar y agradecer la fuerza inexplicable que nos ha puesto acá y a la cual debemos acudir en búsqueda de sabiduría para nuestro futuro y así continuar aplaudiendo a los que estarán al frente de la próxima batalla, que mañana pueden ser profesionales de otras áreas.

Edison Pinzón.

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